LA FELICIDAD
Hay
un axioma que no se aparta de mi atormentada(?) mente: “No podrás
hacer feliz a nadie si tu no lo eres”. Por tanto, no concibo el que
una pareja pueda ser feliz si uno de ellos no lo es. Una pareja donde
uno de sus integrantes no es feliz podrá llevar una convivencia
pacífica y respetuosa e incluso podrán divertirse juntos..., pero
la sombra de la infelicidad volará continuamente sobre sus cabezas.
La
carencia de felicidad puede deberse a diversas causas, unas más
“influyentes” que otras, como p. ej.: ausencia de complicidad.
Cuando
los integrantes de la pareja empiezan a cuestionarse, el uno al otro,
más actitudes (comportamientos, modos, opiniones, planes...) de
las debidas..., malo. Tales “enfrentamientos” contribuyen a que
la grieta entre ambos se expanda peligrosamente. La silente o
equívoca “comunicación” aparece y la tensión se densifica...,
situación, por lo general, difícil de remontar. El amor pude estar
ahí, si..., pero este no siempre es compatible con una feliz
convivencia, desgraciadamente.
La
felicidad es como encontrar “El Dorado”..., eso que te han dicho
que existe, si..., pero que al parecer solo es una quimera, una
ilusión, un espejismo..., un “cebo” que la vida te muestra para
que tires hacia delante, pero que jamás alcanzarás.
El
supuesto “cebo” es aquéllo que uno desea y que, se supone, al
conseguirlo te aporta felicidad. El “engaño” es que no hay un
solo “cebo”, por que cuando consigues uno aparece otro... y
otro... y otro...
El
quid de la cuestión, en lo que se refiere a la felicidad de la
pareja, sería el de anhelar ambos el mismo “cebo”... y eso no es
una quimera, es... lo siguiente.
Y
hasta aquí puedo escribir... por hoy.
Salud, paz y amor.
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